Pasaron de uniforme de trabajo a uniforme de la humanidad, trascendiendo temporadas, sobreviviendo a cualquier tendencia y así, fueron capaces de escribir su propia historia. Y es que, pocos territorios resultan tan imperecederos y amplios como el del denim. La infinidad de siluetas, cortes, tonalidades y formas de llevarlo, perpetúan esta prenda como la protagonista de cualquier armario. Ya lo proclamó el gran Armani durante sus inicios, “los vaqueros representan la democracia en la moda”, y cuánta razón tenía.

Nos trasladamos a principios de los ochenta, Giorgio Armani llega a la cúspide más sobresaliente de la industria, suspirando a lo más alto de Hollywood con sus diseños de alta costura. Sin embargo, estas prendas eran excesivamente nicho, por lo que decide ampliar su público dirigiéndose a los más jóvenes, y aquí es cuando hace de los vaqueros, la prenda principal de su nueva propuesta. Algo, que ningún diseñador había incluido antes en sus colecciones, y que resultó en una revolucionaria acogida.